La razón no siempre acude con la edad. La madurez no siempre es producto de la razón, sino que a veces proviene de la repetición. Por ejemplo, se aprende a reconocer cuándo debemos partir, evitar o continuar. Eso permite reconocer la sutil diferencia entre ser deseado o admirado, entre llenar un espacio o guardarlo, ser un adorno o un bien preciado.
Homer Dávila